¿Por qué yo?

Siempre tuve poco de eso. Eso que es tan necesario, amor, eso. Cuesta decir la palabra después de tantos intentos. Pero ese no es mi punto esta vez, no quiero escribir sobre el amor y mi falta del mismo, mi búsqueda  infrenable de afecto. No, ahora quiero hablar de otro sentimiento; casi tan grande como ese. Envidia. Ese es otro gran sentimiento. Y yo suelo envidiar a las personas por los peores motivos. Envidio a la gente que tiene mucho de aquello, de amor. Y debo ser una terrible persona por esta razón, verdad? Me encoleriza sentir envidia. Una madre buena onda, por ejemplo, ese es motivo de envidia para mi. De hecho acabo de confesarle esto a una persona y respondió lo siguiente:

"..pero no todos tenemos todo en la vida, por ejemplo, yo hoy en día lo quiero tener a mi viejo y no lo tengo hace unos años..." Bien. Reflexioné sobre esto. Le dediqué unos pocos segundos de mi meditación a esas líneas y respondí lo que cruzó mi mente en ese instante. Ese padre que esa persona quiere tener, porque lo extraña, es justamente su padre y quiere tenerlo. Envidio eso. Envidio que quiera tener a su padre, el que lo crió. Yo no, no quiero a ese padre, ese padre me golpeaba. Después de pensarlo, respondí lo siguiente:

"Esa es la ley de la vida. Eso es la naturaleza propia, perdiste a tu padre. En cambio mi padre me golpeaba. Eso no es naturaleza, es todo lo contrario. Yo ni siquiera se lo que es un padre, y envidio que vos lo sepas."

No necesito explicar esto. Necesito resolver la incógnita que arruina cada uno de mis días. ¿Por qué yo? ¿Por qué nosotros?